miércoles, 24 de abril de 2013

Relatos (II)


La piel se había tornado blanquecina en la zona de los nudillos, debido a la fuerza con la que la mano se aferraba a un apoyabrazos que había junto a la ventana. El brazo derecho temblaba de ira, aferrado al trozo de metal, mientras el izquierdo abría ligeramente la persiana, lo suficiente para ver sin ver visto.
A tan sólo 30 metros unos matones seguían a una joven. La rodeaban, correteando a su alrededor, entre piropos, insinuaciones e insultos. En condiciones normales ya habría pateado a esos hijos de puta hasta que vomiten su jodida testosterona. Pero salir ahora lo mandaría todo a la mierda. Miró hacia atrás. Todavía discutían sobre las sandeces de siempre, y la escasa paciencia de Bentor hacía años que se había agotado.
-          “A la mierda.” – Con pasos decididos se dirigió a la puerta de la habitación, y su voz acalló al resto, que se quedaron mirándose entre ellos, la mayoría incapaces de hacerle frente. Uno de ellos se adelantó con pasos apresurados, agarrándole del brazo.
-          “Sólo un poco más…” – Bentor no dejó que acabara. De un potente empujón lo empotró contra la pared, y con un movimiento imperceptible para los presentes, se acercó, su antebrazo haciendo presión en la garganta.
-          “Estoy harto. Harto de esperar, harto de mirar sin hacer nada, harto de ti.” – Sus ojos empezaron a tornarse rojos. Primero un tenue punto en las pupilas, un ligero brillo, casi imperceptible. Luego se expandió, cubriendo todo el ojo como si este estuviera en llamas. Mirarlos era como ver un espejo que reflejara el mismo infierno.
-          “Si lo haces, todo lo que hemos sacrificado será en vano.” – La voz de Ancor aún sonaba firme, a pesar de la presión sobre su garganta.
-          “¿Qué?” – Las palabras de Ancor enfurecieron a Bentor. – “¿Qué HEMOS sacrificado? ¿Cómo te atreves?” – La presión se hizo más fuerte, y el cuerpo de Bentor comenzó a emanar un calor que enrojeció la piel de Ancor, que intentaba inútilmente respirar. – “Yo lo he sacrificado todo, mientras tú te has quedado en las sombras, siempre… planificando. Tú plan. Mi sacrificio.”
Bentor levantó su mano izquierda y cerró el puño, mientras este se volvía rojo. De todo su brazo salían pequeños hilos de humo, mientras su piel se volvía incandescente. En cuestión de unos pocos segundos, todo el puño comenzó a arder. Horrorizado, Ancor empezó a perder el conocimiento, y sólo cuando el puño se abalanzó contra su rostro, consiguió articular una palabra casi inteligible
-          “Hermano”.

sábado, 20 de abril de 2013

Relatos (I)


Goliat mantenía la jarra de cerveza cerca de sus labios. Su rostro mostraba una mueca que pretendía ser una sonrisa, y, sin embargo, la mujer que se sentaba frente a él se sentía desagradablemente intimidada. Goliat no era su verdadero nombre, claro, pero no quedaba nadie que recordase su verdadero nombre, y él preferiría olvidarlo. Se llevó el recipiente a los labios y bebió, agotando el contenido de la jarra, que acabó siendo golpeada con fuerza contra la mesa. Fue suficiente para que la mujer diese un visible salto y gimiese asustada.
-          “Gracias por la cerveza, preciosa. Pero me has traído aquí por un trabajo, así que no me hagas perder el jodido tiempo y dime que coño quieres de mí.” – Su grave voz resonó en la pequeña estancia como un trueno que resuena en la inmensidad de la noche.
La mujer hizo ademán de hablar, pero las palabras parecían cuchillas en su garganta, aferrándose a su carne. Goliat se acomodó y suspiró, aburrido.
-          “Joder… ¡Tú¡ Llena al menos mi jarra.” – Una joven salió de entre las sombras. Su cuerpo temblaba visiblemente y había lágrimas surcando su rostro, mostrando una piel tersa y hermosa bajo aquella capa de mugre. La chica recogió la jarra, con miedo, provocando una ligera carcajada en aquella mole, y corrió a la cocina para hacer lo que le habían ordenado.
-          “Se – señor…” – La mujer reunió todo su valor para empezar a hablar. Goliat soltó un bufido ante una palabra que le sonaba ridícula en los tiempos que corrían, más aún cuando se utilizaba para definir a alguien como él. – “Me han dicho que usted… que podría ayudarnos, bueno, que podemos contratarle para… mmm, que…”
-          “Ya, ya. ¿A quién quieres que mate, preciosa?”  - Goliat interrumpió, resumiendo lo que parecía iba a durar horas. Apoyó los codos sobre la mesa, uniendo la palma de una mano el puño de la otra, haciendo crujir sus huesos de forma desagradable. La joven, que volvía con la jarra llena escuchó sus palabras y se quedó inmóvil en la puerta. Tardó segundos antes de que volver a andar, dejando la jarra sobre la mesa, sin acercarse demasiado a aquel hombre. No pudo evitar fijarse en las protuberancias que salían de sus antebrazos. Eran sus propios huesos, afilados como cuchillas, que habían desgarrado la carne y asomaban amenazantes. La chica se estremeció y dio apresurados pasos hacia atrás. Su madre, en cambio, pareció agradecer que Goliat fuese al grano.
-          “Hay un hombr… un ex socio de mi marido. Dice que mi marido le debía mucho dinero, de antes de… morir. Quiere que saldemos su deuda, pero es más de lo que podemos pagarle. Hace una semana me… me acosté con él. Dijo que sería parte del pago.” – La mujer empezó a llorar. Sus lágrimas caían de su nariz y barbilla sobre la mesa. Aunque su mandíbula temblaba, su voz no se rompió. – “Cuando terminamos dijo que con eso olvidaría los intereses.” – Se tapó la boca, y espero durante varios segundos, incapaz de continuar. Goliat la miraba indiferente, ni un ápice de compasión en su rostro. – “Ahora quiere…” – Su llanto se volvió más fuerte, y ahora su voz sonaba distorsionada por el dolor y el miedo – “Quiere a mi hija. Dice que un… un bombón como ella… será pago suficiente. ¡Me la quiere arrebatar! ¡Para siempre!” – Durante unos segundos se hizo el silencio en la estancia, solo interrumpidos por los sollozos de la mujer.
-          “Bueno, bueno. Cálmese. No hace falta que me cuente su vida. Usted tiene un trabajo que yo puedo solventar. Sólo tiene que preocuparse de una cosa, de cómo me va a pagar. No soy barato, pero si contrata a un chapuzas y la caga, él irá a por usted…” – Goliat muestra una sonrisa cínica – “Y a por ese encanto de ahí.” – La joven gimió desde las sombras. – “Así que… más le vale que lleguemos a un acuerdo satisfactorio para los dos.”
La mujer miró hacia su hija, asintiendo con la cabeza. La joven desapareció tras una puerta, y tras hacer algo de ruido, regresó con una pequeña caja. La dejó al alcance de Goliat, lo más lejos de él que pudo, y se colocó junto a su madre. Goliat abrió la caja, y sonrió al ver el contenido. Había algunas joyas, unas cuantas cajas de munición de armas diversas, varios juegos de pilas aún sin abrir, una botella de whisky y, lo más sorprendente de todo, dos cajas de preservativos. No estaba mal, nada mal. Pero aquellas pobres mujeres estaban desesperadas, Goliat sabía que podía sacarles algo más.
-          “No está mal. Pero no es suficiente.” – Goliat cerró con fuerza el cofre. La silla hizo un ruido desagradable cuando se levantó. – “Sé más de lo que crees, mujer. Ese hombre del que hablas nunca está solo. Tendría que encargarme de al menos dos hombres. Mala suerte.” – Los 110 kilos de músculo se dieron la vuelta, en dirección a la puerta.
La mujer se levantó rápidamente, pero no fue capaz de emitir un sonido más allá de un lastimoso y silencioso “no”. Aun así Goliat lo escuchó, se paró en seco, y giró levemente el cuello, sin llegar a mirarlas.
-          “Quizás… tengas algo más que ofrecerme. Quieres que arriesgue mi cuerpo por vosotras, puede que puedas pagarme con otro cuerpo.” – Su sonrisa era morbosa, maliciosa, desagradable y cínica.
La mujer cerró los ojos y bajó la cabeza. Sorbió con la nariz y se aclaró la garganta, intentando armarse de valor.
-          “De acuerdo, puedes tomarme.” – Se notaba que no era la primera vez que la mujer usaba su cuerpo para conseguir cosas de los hombres. Incluso su voz sonó orgullosa cuando lo dijo, pero se descompuso rápidamente con la reacción de Goliat.
El hombre comenzó a reír. Primero ligeramente, luego en desgarradoras carcajadas que hacían congojarse aún más a la mujer. Sus músculos vibraban con su risa y le costó contener la burla.
-          “No es tu cuerpo el que quiero, mujer. Esas tetas viejas ya son de segunda.” – Sus músculos se tensaron cuando levantó la mano y señaló con su grueso dedo a la joven. – “Él se la llevaría para siempre. A mí me bastan con unas pocas horas con esa belleza. Esta misma noche. De la caja no cojeré más que… tres preservativos. El resto al terminar el trabajo.” – La mujer que había sido incapaz de interrumpirlo, sorprendida con sus palabras, había vuelto a llorar. Su hija tenía una mano sobre su boca. Temblaba hasta la última molécula de su cuerpo.
-          “Pero… es solo… una niña. Solo tiene 15 años.”
-          “Verás. Mi familia sufrió una situación similar hace años. Mi padre era un cerdo inmundo, y se metió en líos. Cuando no tuvo otra forma de salir de ellos, nos vendió. Fue antes de que crearan estas “metrópolis seguras”, y es lo que tiene que el mundo se vaya a la mierda, puedes hacer lo que te dé la gana. Aquellos cabrones entraron en casa, violaron a mi madre, y nos llevaron con ellos. Yo tenía 12 años. Durante dos años no fui más que un esclavo, me obligaron a pelear para ganar dinero con las apuestas. Era bueno y conseguí sobrevivir, con algunas cicatrices de regalo. Mi madre corrió peor suerte. Enfermó y murió. A penas cumplí 14 años, robé un cuchillo de la cocina, acabé con tres de aquellos cabrones. Al cuarto, el más hijo de puta, lo maté con mis propias manos.” – Goliat levantó las manos, mostrándolas. – “Créeme. Tu niña, con sus 15 años, está más que preparada para lo que vamos a hacer en esa habitación.”
Las dos mujeres escucharon el relato sin decir ni una palabra. Temían aquel hombre. No querían tener nada con él. Pero no tenían otra opción.
-          “De acuerdo.” – La dulce voz de la joven sonó lejana, como si fuese un sonido arrastrado de otra habitación. Aun así sorprendió a su madre y al propio Goliat, que pronto cambió su muestra de sorpresa por una de sus sonrisas. Goliat miró a la madre.
-          “Entonces… ¿Hay trato?”

jueves, 18 de abril de 2013

Reseña Oblivion.

El que me conoce sabe que soy bastante generoso a la hora de criticar cine. Se podría decir que soy un espectador fácil de contentar, si si, uno facilón. Así que si te gustan las críticas más "afiladas" te recomiendo leer esta del opinómetro: "Oblivion", ejercicio de espectacularidad hueca y sin correr riesgos. 

A mí, en cambio, Joseph Kosinski me ha dejado más que satisfecho con su Oblivion. Aunque peca de argumento sencillo, sin aportar nada nuevo al género, y con varios fallos de guión, la película ha conseguido una ambientación absorbente, sabiendo cuidar cada detalle del entorno, consiguiendo que el espectador se sumerja y funda con el personaje y su mundo. Es una gozada ver la elegancia con la que el pulcro transporte aéreo de Jack Harper (el protagonista) recorre una tierra devastada, bajo los restos de lo que un día llamamos luna.

Tom Cruise, tantas veces criticado (injustamente, en mi opinión), tiene una buena actuación, ensombrecida por un "típico papel de héroe" que tantas veces le hemos visto interpretar. "Las chicas" se ven limitadas por unos papeles secundarios y simples, y sin embargo suficiente para que me sorprenda negativamente la interpretación de Olga Kurylenko, (aclarado abajo con spoiler 1). La escasa participación de actores de lujo como Morgan Freeman y el cameo de Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister) no es suficiente para transmitir la agonía y desesperación que debieran (spoiler 2).

No soy un gran entendido en cuestiones musicales, pero me encantó la banda sonora, que me transmitía constantemente recuerdos de los fantásticos Mass Effects.

Como conclusión, Oblivion no aporta nada nuevo al género, sin embargo es una historia de ciencia ficción decente, llevada a la pantalla de una forma sublime. Ciertas incoherencias y fallos de guión, y un argumento simple, son aspectos que quedan ensombrecidos por una espectacularidad digna de ver en la gran pantalla. La mayor lacra de la película es, no obstante, la falta de emotividad, lo cual explico mejor a continuación, pero con ciertos spoilers.


Spoiler 1: Me resulta inconcebible la actuación de este personaje al despertar y saber que el mundo que conocía está completamente destruido. Según la historia, queda en animación suspendida antes del ataque, despierta 60 años después para comprobar que la humanidad casi ha desaparecido, la luna ha sido destruida, y su planeta está cerca de desaparecer. Y sin embargo, su interpretación transmite calma, serenidad, e incluso parece saber todo lo que ha pasado.

Spoiler 2: Son lo poco que queda de la humanidad, y sin embargo no veo ninguna actuación que represente ese dolor y esa pesadumbre. Tíos duros disparando y mujeres y niños huyendo cuando hay disparos. Insuficiente.

jueves, 11 de abril de 2013

"Natasha" Zorra peligrosa para Apocalypse World

 Cuando he entrado en blogger y he visto la fecha de publicación del último artículo, he quedado realmente sorprendido... ¿Casi cinco meses? ¿En serio? Es increíble como pasa el tiempo. En todo este tiempo no es que no haya hecho nada, en realidad he estado bastante activo. Aunque mis huellas por la red se reducen a comentarios en G+, lectura de blogs y que escribí un módulo para Yggdrasill, que podéis leer en 12 meses 12 módulos: Lobo con piel de oveja, si que he estado bastante activo en cuanto a jugar se refiere. Una de las últimas partidas que estoy jugando es a Apocalypse World, de la cual el director Daniel (Alsharak) ha hecho un actual play que podéis leer en su blog Umbral del Infinito.

Bueno, pues en lo que divago pensando en algo sobre lo que escribir y retomar el blog, os dejo con la historia del personaje que estoy llevando en dicha partida. Advierto desde ya que la historia es un poco fuerte, tampoco en exceso. Os presento a Natasha, una zorra peligrosa...


Me han llamado de muchas formas en mi vida, pero, sin duda, esta es la que más me ha sorprendido. “Zorra peligrosa, jajajaja”. Malditos bastardos. Creen que me conocen. Ven a una tía joven y atractiva y babean como perros sarnosos, incapaces de controlar sus estúpidos impulsos primarios. Primero tontean, te lanzan piropos e intentan tocarte con sus sucias manos. Hasta que notan el acero de mi cuchillo peligrosamente ajustado en su entrepierna. En ese momento dejan de ver a una atractiva joven inocente, para ver a una zorra, una zorra peligrosa.

No siempre fue así. Hace años yo no estaba advertida de este mundo. Mi padre no permitía que mi madre mi hermano o yo misma tuviésemos relación con el mundo. Teníamos lo más parecido a una granja, con esos animalejos mutados y esas verduras pochas que malamente daban para alimentarnos. Pero mi padre era realmente bueno arreglando cosas. Varias veces al mes se iba y venía con lo necesario para vivir y algunos trastos mecánicos para arreglar. Sobre todo armas. Traía también prendas viejas, que enmendábamos yo y mi madre. Nunca nos llevó a mi o a mi madre. Y tampoco a mi hermano, hasta aquel día.

Mi hermano era menor que yo, pero al ser hombre era el que tendría que mantenernos cuando mi padre se fuese. Al menos eso creía mi padre. Así que sin previo aviso, nos despertó antes del amanecer, y le dijo: “Vistete, hoy vendrás conmigo.” Mi hermano era digno hijo de su padre, sin mostrar alegría, tristeza, ni si quiera sorpresa, se vistió y lo acompañó. Aquel día fue raro, mi madre estaba preocupada, y yo sentía algo raro, un cumulo de sentimientos enfrentados, rabia, miedo, desesperación. Quería salir de allí, NECESITABA salir de allí. Pero no tenía valor para hacerlo, así que ese día ayudé a mi madre y sencillamente esperamos. Tardaban solo 2 o 3 días en volver, pero esta vez, fueron demasiados.

Al caer la noche, cuando estábamos medias dormidas enmendando algunas prendas tocaron la puerta. Al principio solo nos mostramos sorprendidas, hasta que nos dimos cuenta que era menos que improbable que se tratase de mi padre. Entonces el miedo nos invadió. Mi madre corrió hasta la puerta, en busca de una escopeta que teníamos allí. Tarde. La puerta se abrió de un golpe y varios hombres entraron, apuntándonos con armas. Mi madre le arrojó todos los objetos que estaban a su alcance, abofeteó y pateo a sus agresores, hasta que la redujeron a la fuerza. Yo me quedé allí paralizada, sin poder hacer nada. Temblando y llorando.

Aquellos bestias casi no me habían visto cuando empezaron a violar a mi madre y registrar la casa. Dos de ellos se acercaron, más tarde sabría que eran Sapo y Doble-T. Vi como se relamían, como una hiena que encuentra un animal herido y moribundo. Quería correr, quería defenderme. Tan solo vi como se acercaron. Tenía solo 13 años, no tenía nada de “Zorra peligrosa” en aquella época. Uno de ellos me acarició el pelo, y me dijo lo guapa que era. El otro rio mientras decía que tenía buenos pechos, y me los manoseaba salvajemente. A penas fui capaz de balbucear por favor, lo que solo sirvió para que se rieran aún más. Entonces entró él. Ya tenía la camisa a medio quitar, y uno de ellos me pasaba la lengua por la cara cuando él gritó: “Dejadla” Al principio pensé que me estaba salvando, hasta que escuché: “Esa es mía.”

Enseguida entendí que debía ser el jefe de aquella banda, ya que los dos hombres se apartaron. Mi madre había dejado de gritar, aunque seguían violándola salvajemente mientras otros registraban la casa. Destrozando nuestro hogar. Bullett, el jefe, se acercó. Me acarició la cara mientras decía lo guapa que era, sus palabras eran amables y cariñosas. Pensé que iba a ser conmigo lo mismo que le hacían a mi madre. Ni si quiera me tocó por debajo del cuello, al menos aquel día. Sapo me gritó: “Mira lo que te pierdes pequeña, un manjar como este no se ve todos los días.” Tenía su pene en la boca de mi madre, y casi no la dejaba respirar. Mi madre debió mordersela porque gritó y tras sacar su miembro la golpeó hasta dejarla inconsciente. Lástima que estaba demasiado débil como para arrancársela. Uno de ellos comunicó que habían terminado de registrar la casa. Él le respondió: “Pues larguémonos de aquí.” Menuda zorra peligrosa estaba hecha en aquellos momentos… creí que se marcharían sin más. De hecho lo hicieron, pero llevándome con ellos. Lo último que vi de mi casa fue a mi madre, seminconsciente, con la cara llena de sangre y moretones, completamente desnuda sobre sus ropas desgarradas, su entrepierna manchada de sangre y una sustancia blanca. Uno de ellos, Marvel, marcaba con un cuchillo su sello en el estómago de mi madre. Una maldita polla saltando a la comba. Puto enfermo.

El siguiente año de mi vida lo pase con esos hijos de puta. Era la “chica” de Bullet. Me alimentaba y me cuidaba. Se aseguró de que nadie más me tocaba. Pero por la noche me violaba hasta cansarse y quedar rendido. Aunque nunca opuse demasiada resistencia llegó un momento que ni me importaba. Solo esperaba su muerte, o, lo que era más probable, la mía. A pesar de todo, Bullet nunca me golpeó, ni me hizo más daño que el que provocaban las primeras penetraciones. Incluso de disculpaba a su manera. Nunca pedía perdón, pero hablaba de lo cruel que era el mundo, lo que había sufrido y un montón de excusas que se ponía a si mismo. Yo sabía que era la forma de decir: “Lo siento, en realidad no quiero hacerlo, pero es lo que hay.”

La banda estaba formada por 10. A la mayoría no los conocí demasiado, cocinaba para ellos, les enmendaba la ropa y poco más. Bullet se aseguraba de que ninguno tuviese intención de dañarme, sobre todo cuando quedé embarazada. Eso lo cambió. Tanto que incluso llegó a hablarme de lo genial que sería tener una vida más normal. Supongo que esto fue visto como debilidad en los demás, porque el mismo día en que di a luz, Doble-T y sapo intentaron matar a Bullet y hacerse con la banda. Aquel día estábamos en una casa abandonada, y yo estuve todo el tiempo en la habitación. Escuché todo el barullo desde lejos, absorta en el dolor del parto. Cuando el ruido cesó, el silencio me asustó. No sabía que había pasado, hasta que vi a Doble-T abriendo la puerta. Estaba malherido, y se relamía mirándome. “Puta, no sabes cuanto tiempo llevo esperando esto.” Balbuceé mi bebe, mientras observaba atónita como se quitaba los pantalones. Mi bebé estaba naciendo. “Si tu coño está ocupado, tu culo me servirá.” Y vino hacia mi. Llore. Se puso sobre mí, y no se como acerté a darle una patada en los huevos. “Puta.” Me insultó una y otra vez, y también me golpeó. Incluso me dio en la barriga el puto capullo. Hasta que calló inerte sobre mí tras un estruendo. Lo único que recuerdo es a Bullet acercándose, con su revolver humeando. Se arrastró hacia mi, malherido, y me besó en la frente diciendo: “Lo siento”. Sentí como mi bebe se abria camino hacia el mundo, y entonces morí. Si, morí. Se que estoy viva y hablando ahora mismo, pero también estoy segura de que durante varios minutos estuve muerta. Me invadió una paz absoluta. Una paz a la que abracé con alegría. No quería vivir. Al menos hasta que lo escuché. El llanto de mi bebe. Cuando abrí el ojo, Bullet estaba en el marco de la puerta, con nuestro hijo en sus brazos. Sin mirarme me pidió perdón otra vez, dándome por muerta y se marchó. Yo estaba demasiado débil para hablar, moverme o hacer nada. Y me dormí.

Pasé tres años en aquella casa. No solo estaba demasiado débil, era estúpida y no sabia por donde empezar a buscar. Quemé todos los cuerpos, al menos los que encontré. Faltaba el cuerpo de sapo y el de marvel. Putos cabrones, eran los más depravados, debieron olerse lo que pasaría y huyeron. Dejaron casi todo atrás. Las armas, víveres, hasta los estúpidos comics de Marvel. Marvel había sacado su nombre de su afición. Había encontrado una caja llena de comics, envueltos en un plástico que los conservó bastante bien. Durante años coleccionó esos comics. Nunca supe por que diablos no volvió a por ellos, tendría demasiado miedo. Mientras me repuse, me puse a leer los comics. Para mi sorpresa los personajes de esas hojas eran buenos, eran héroes que salvaban gente. Era ilógico. Nunca mataban a nadie, ni hacían nada por si mismo, hasta que leí sobre ella. Era fría, letal, eficiente y conseguía lo que quería. Me puse su nombre. Romanov era su apellido.

En esos tres años entrené, gaste miles de balas mejorando mi puntería, y practique con armas cuerpo a cuerpo. La cadena siempre fue mi favorita. Cacé y aprendí a sobrevivir por mi misma.

Cuando salí de aquella casa, tenía varios objetivos. No sabía donde coño estaba nada, pero encontraría a mi bebé, cortaría el pene de sapo y se lo metería en su boca mientras sigue vivo, dejaré un bonito dibujo en la piel de Marvel, encontraría la pequeña casa de mis padres, y mataría a Bullet. Porque a pesar de todo lo que me hizo, una parte de mí lo ama, y debo extirpar esa parte para seguir viviendo.

“Así que esta es mi historia, puto cabrón enfermizo.” El viejo casi no puede respirar del miedo. Me dio cobijo y se hizo pasar por buena persona, para luego intentar violarme cuando me cogiese desprevenida. Cerdo, lo calé nada más verlo. “¿Así que soy una zorra peligrosa? Siempre es mejor que ser un viejo… castrado…” “Ahhhhhhhhhhhhhh  (grito de horror de un viejo cuando le cortan la polla y los huevos)”