martes, 30 de octubre de 2012

Formulas y claves de una de las partidas más divertidas que he jugado, "Los Matacristos"


“Marcus Stone caminaba, histérico, entre las mesas y sillas atestadas de hermanos. Podía verse la furia en sus manos y gestos. De improviso sujetó con fuerza una de las sillas y la estrelló contra el suelo. A su alrededor, hasta el último componente de la banda “Los MataCristos” compartía su ofuscación, odio y dolor. El día anterior habían encontrado el cuerpo de Billy, uno de los novatos y nieto del fundador de la banda, asesinado, con sus meñiques amputados y las marcas habituales de una banda rival mejicana, “Los Bandidos”.”

Así dio comienzo la última partida que he dirigido, estilo one-shoot de dos sesiones, que resultó ser un auténtico éxito entre los jugadores. En mi opinión la más divertida y épica que he dirigido o jugado en años, lo ha tenido todo para rozar la perfección (al menos de lo que buscábamos). Así que quiero compartir con vosotros las claves y fórmulas usadas, trucos de narración y escenas de acción, así como un escueto resumen de la misma. Espero que todo esto os sirva como inspiración y os decidáis a repetir una crónica que, al menos en nuestro grupo, será recordada con gran cariño. Ya está ideada la continuación, pero hasta dentro de unos cuantos meses bueno no tengo intención de dirigirla, para poder saborear y marcar la expectación.



Dependiendo del éxito de la entrada trabajaré más o menos.

Las fórmulas de la partida:


Esta partida surgió sorprendentemente en una sola semana. Habíamos ido tres jugadores (con nuestras parejas) a dar una vuelta “a la cumbre”, lo que para los canariones (de Gran Canaria) viene siendo ir a un pueblo que se llama San Mateo, comprar bocadillos de chorizo de Teror (otro pueblo) queso, aceitunas Clipper de fresa (un refresco autóctono) y unas cuantas cervezas “Tropical” o “Tropis”. Hablábamos, para desgracia de nuestras parejas, de nuestros temas habituales, rol, cine, libros y frikadas varias en general, y entre risas y bromas, y empezamos a sugerir que estaría bien jugar algo diferente, estilo los mercenarios, que la teníamos fresca. Una partida sencilla de pocas sesiones, quizás solo una, y sobre todo, divertida. Nos pareció que una partida de moteros (estilo Son of Anarchy, pero más cafres si cabe) sería ideal. Queríamos muchos tiros y acción, y pensamos que si añadíamos zombis el cóctel no podía fallar. Tuve 5 días para prepararme la partida, y las ideas no pararon de invadir mi cerebro. Desde el primer día, tuve claro cuales serían las fórmulas que seguiría:

  •       “Rol de serie B”  Si quieres homenajear el cine Zombi en una partida, no puedes olvidar su procedencia. Así que decidí dirigir la partida como si de una película de serie B se tratase. Lo primero que hice fue cargar la partida de tópicos, el Sheriff corrupto, el agente de policía incorruptible, la tia buena dura, la tia buena facilona. Luego decidí la forma en que presentaría a los PNJ´s. Tras describir sus acciones, o que dijeran una frase ingeniosa, “congelaba la imagen” en la partida, sacaría la Tablet, enseñaba una imagen del personaje y daba su nombre y descripción, tal como veis bajo estas palabras. Luego necesitaba una trama sencilla de fondo. Han matado a uno de los nuestros y nos queremos vengar. ¿Para qué más? Por último, los zombis. Estos tenían que ser clásicos, tenían que ser muchos y lentos, una horda interminable homenajeando a Romero. Obviamente solo morían de un golpe en la cabeza y su mordisco era letal.
  •     “Historia enrevesada cargada de traiciones y tensiones”. Aunque la base de la aventura era sencilla, decidí darle emoción. Llamé por teléfono a varios jugadores antes de la partida, sin que los demás lo supiesen, y les puse en situaciones “difíciles”. Uno de ellos era un miembro de la banda que estaba siendo coaccionado por un agente del FBI. Fue engañado para sacarle unas fotografías intercambiando archivos con el agente, y aunque el personaje era fiel a su club, decidió no arriesgarse a contar nada. Otro jugador era un agente federal infiltrado, que estaría en más que serios apuros si se averiguaba. Por último, la mayor pero más difícil de adivinar de las tramas. La banda de los jugadores se vengaba de otra banda por que estos habían matado a uno de sus miembros. En realidad fue un jugador el que mató al miembro, (por error en una trifulca por una chica, como no) e imitando las marcas de sus rivales achacó el asesinato a sus enemigos. La tensión fue fácil de obtener, con esta premisa corrí la opción de que había un traidor, y que habían fotos que lo demostraban, fue un placer ver la cara de estos tres jugadores intentando ocultar su lado oscuro cada vez que salía a escena cierto paquetito de color marrón con fotografías en su interior.
  •      “Ni un segundo de respiro”. Hasta las escenas más sencillas las cargué de risas, miradas desafiantes o acción dura. Persecuciones, encontronazos con la policía, persecuciones, y como no, zombis hambrientos. Los zombis no los saqué hasta casi el final de la primera sesión. No se iba a explicar nada, de donde salían o porqué. Estaban ahí y eran una amenaza. El caos invadió la ciudad y había que sobrevivir.
  •      “Descripciones en cámara lenta” Las escenas más épicas las describí en cámara lenta. Desde el gatillo accionando el percutor, que golpeaba el cartucho emitiendo humo y miles de partículas de pólvora haciendo que el proyectil saliese disparado hacia su objetivo, hasta como hasta el último hueso del enemigo se destrozaba tras estrellarse con su motocicleta contra una pared, tras reventársele la rueda trasera por el disparo de un jugador. Una de las mejores escenas de la partida, interpretada por un jugador, fue descrita así y quedó impresionante, pero esto ya lo veréis en el resumen de la partida.
  •      “Americanada”. Será ilógico, pero aquí los personajes desafían a las autoridades sin consecuencias directas, disparan al tanque de gasolina de los vehículos y estos explotan, destrozan a hostias a alguien que busca información o participan en un tiroteo y la policía no se entera o llega tarde y sin pistas. Todo el mundo gira alrededor de los personajes y su historia, y si algo no cuadra, pues lo encajamos a la fuerza. Es nuestro puzzle y esta pieza va aquí porque lo digo yo.



Bueno, hasta aquí la primera entrada. Estas son las fórmulas que use en la partida, pero no fueron lo únicas responsables de tan buen resultado, así que en la próxima entrada trataré las claves de la partida.
Gracias por leer, estaré encantado de leer y responder a cualquier cosa que quieras comentar o preguntar.

Historia personaje L5A. Hukuro Izumi.

Esta es la historia de personaje de mi nuevo personaje en Leyenda de los 5 Anillos. Me ha gustado mucho como ha quedado, os invito a leerla si tenéis tiempo.

Un saludo!


Vida y muerte. Luz y Oscuridad. Amor y Odio. Sangre y fuego. Honor y traición.

La existencia de Hukuro Izumi se balancea sobre el filo de una espada desde su nacimiento. Cuando su madre estaba en cinta, y faltaban 6 semanas para el alumbramiento,  su padre se vio obligado a abandonar su hogar para acudir a la guerra, en apoyo al clan Grulla. Su madre descansaba cuando un extraño accidente incendió la casa familiar. Varios samuráis acudieron en su ayuda, pero cuando la encontraron era demasiado tarde. La mujer agonizaba con grandes quemaduras que habían carbonizado su carne. Falleció antes de que un Shugenja pudiera asistirla. Sin embargo el shugenja creyó que se podía salvar a los nonatos. Amigo de la familia no vaciló a la hora de tocar el cuerpo y tras hacer un corte en el vientre extrajo al bebé. El minúsculo cuerpo estaba completamente calcinado. Los hombres, apesadumbrados, perdida toda esperanza, estuvieron a punto de alejarse del cuerpo cuando un llanto los hizo sobresaltarse. Dos habían de nacer, y solo una lo hizo. Vida y muerte.

Hubieron muchas preguntas y rumores de mi nacimiento durante mi vida. Pero durante toda mi infancia me fue ocultado. Crecí y nací como una niña normal, mientras los demás veían como algún tipo de demonio crecía entre ellos.

El Shugenja que me rescató del cuerpo inerte de mi madre, Shatoshi, se hizo cargo de mí hasta que llegase mi padre. A los meses de cumplir los 5 años, el grupo de samuráis que el clan Hukuro envió en apoyo del clan Grulla volvió tras 6 años de campañas militares, mi padre no volvió con ellos. Recuerdo el momento en el que me tendieron un objeto envuelto en una especie de capa. Recuerdo abrir el paquete y encontrar una katana, la que pertenecía a mi padre. Aquella noche tuve pesadillas, soñé con mi madre envuelta en llamas y mi padre desangrándose en el campo de batalla. Sangre y fuego.

Tenía 11 años y los preparativos hechos para acudir a la escuela de Shugenjas del Clan Fenix. Estaba emocionada, y Shatoshi orgulloso. Nunca le llamé padre, ni él me llamó hija, pero yo sentía ese vínculo entre nosotros. Aunque nunca lo dijo, yo creía que él también sentía ese vínculo y que me quería. La madrugada del día de mi partida tuve una pesadilla. Nunca conseguí recordar el sueño o su significado, pero recuerdo despertar entre gritos y contárselo a Shatoshi. El que era un padre para mí siempre se había mostrado sombrío respecto a mi destino. Una vez, aunque él no lo sabe, lo escuché decir que quizás hubiese sido mejor que yo hubiese muerto en aquel incendio. Ni si quiera aquel día lo vi tan sombrío como cuando le conté mi sueño. Recuerdo que me mandó a dormir, y que cuando desperté, aún de noche, lo encontré muerto en sus aposentos. Había cometido Sepukku. Retrocedí, asustada, ahogando un grito. Al tropezar caí contra una estatua, haciéndola romper la ventana. El viento que entró apago más de una docena de las velas que estaban encendidas. Yo quedé en la negrura de la noche, mientras que la oscilante luz de algunas velas iluminaba el cuerpo de Shatoshi, dibujando siniestras sombras vivientes en el suelo. Por un momento sentí que las sombras eran demonios que se reían de mí. Luz y oscuridad.

A los 15 años me enamoré. Es imposible decidir de quien te enamoras. Puedes elegir con quien vivir, pero el amor verdadero aparece sin avisar, aun cuando creías odiar a esa persona. Llevaba 4 años estudiando en tierras Fénix. Durante todo ese tiempo odié a Riotto con todas mis fuerzas. Hijo de nuestro sensei siempre era el primero de la clase. Sabía cada respuesta a las preguntas, obtenía los mejores resultados en los exámenes, y las mejores calificaciones. Cuando llegaba la hora de demostrar las capacidades jamás pudo medirse conmigo. Tenía un don especial con los kamis de fuego. Era capaz de igualar a Shugenjas Fénix que estaban terminando su entrenamiento. Pero Sottomi, nuestro sensei, jamás reconoció mis aptitudes. El resto de la clase tampoco me prestaba atención, y todo eran halagos para Riotto. Lo que más odiaba era que solo el propio Riotto elogiaba mis avances. No le costaba decir que creía que yo era mejor que él, que su padre exageraba, e incluso creo que mentía diciendo que había escuchado palabras de admiración sobre mí en su casa. El hecho es que lo odiaba y no sabía porque, hasta que lo amé hasta no saber cuanto. Nuestro amor fue corto, aunque intenso. Duró unas pocas semanas, cuando yo estaba a punto de volver a tierras del clan Hukuro. Riotto siempre me decía que me buscaría, que nuestro amor perduraría, pero no contaba con el destino. Un joven nos sorprendió. Un joven que envidiaba mi potencial y la fama de Riotto. No pudimos detenerle. Sottomi no me miró en la última semana. No dijo nada. Su hijo estuvo “enfermo” todo ese tiempo. El día de mi partida, Sottomi se me acercó, y me advirtió que no volvería a verlo a él o a su hijo. Que no volvería a tierras Fénix si sabía lo que me convenía. Riotto también acudió a despedirme. Sus palabras fueron: “Has causado deshonra a mí y a mi familia. No deseo volver a verte”. No lloré hasta semanas después, pero aún sigo llorando por las noches. Amor y odio.

Cuando volví a tierras del clan Hukuro ya era una samurái-ko. Me informé de las circustancias de la muerte de mi madre, me enteré de mi gemelo fallecido. De los rumores que me habían perseguido. Había llevado una vida honorable, pero había cosechado odio y deshonra allá donde había ido.  No puedo dejar de pensar que mi madre falleció por mí, quizás si no estuviera embarazada… Tampoco se como mi hermano pudo quedar calcinado y yo totalmente ilesa… Desconozco porque Shatoshi se quitó la vida… Y no alcanzo a comprender porque no puedo amar a quien mi corazón ama… Fuego, oscuridad, deshonor, odio y muerte me han acompañado toda mi vida.

Ahora el Daimyo de nuestro clan ha confiado en mí para una misión. La llevaré a cabo, cueste lo que cueste. Limpiaré mi nombre manchado de sangre, llenaré de luz mi camino y llevaré honor a mi clan y familia. Quizás necesite otra vida para poder volver a amar. Sin embargo he tenido más sueños. Extraños sueños en los que dirigo un ejercito destinado a salvar Rokugan, y otros en los que los hombres que me siguen son las fuerzas de Fu Leng, y los dirijo a destruir el imperio. Honor y traición.